En una
anterior entrada del blog hablé sobre las ponencias que tuvimos ocasión de escuchar a lo largo de la mañana todas aquellas personas vinculadas al mundo de la educación que decidimos acercarnos el 23 de enero a Medialab-Prado para participar en la jornada “
Colaborar para enseñar”, un encuentro educativo organizado por Espiral y la Fundación Colegio Base. Por la tarde se organizaron cuatro talleres simultáneos (gamificación, narrativa digital, robótica, y Realidad Aumentada y Realidad Virtual). En esta entrada del blog hablaré del taller al que yo asistí, el de gamificación, porque bien merece que le dediquemos un apartado especial.
Como se trataba de un taller de gamificación y los encargados de organizarlo eran (y son) unos profesionales de los pies a la cabeza, no podía faltar una original puesta en escena que hizo que todos los asistentes, después de entregar la
invitación pertinente y cruzar el umbral de la puerta, nos viéramos de repente inmersos en un espacio inquietante: la sala en la que se iba a impartir el taller se había convertido en el CNEI (Centro Nacional de Enfermedades Infecciosas), y por ella pululaban científicos vestidos con bata blanca y protegidos con mascarillas y guantes de látex, además de personal enfundado en un rudimentario traje especial contra enfermedades infecciosas. La razón de ello la conocimos enseguida: